martes, 8 de junio de 2010


ARTÍCULO DE SEXUALIDAD


EL tema del preservativo está coleando.
Hoy mi artículo no va a
Referirse a ese artilugio, sino a la
Antropología de la sexualidad. Hay una
Sexualidad animal y otra humana. Las
Diferencias son de largo alcance, aunque
En ambos se da la unión sexual (apareamiento
y relación íntima completa).
Hay tres teorías especialmente vigentes
En estos momentos sobre el tema: 1)
El agnosticismo en el campo teórico,
Que declara que el conocimiento humano
No puede conocer todo lo que aquí reside
E ignora una antropología sexual;
2) El utilitarismo, que considera a la utilidad
como principio básico de la conducta;
y 3) La visión integral de la sexualidad,
que subraya que la sexualidad es
un componente fundamental de la persona
y que ésta no es algo puramente
físico (genital), sino que mira al núcleo
Íntimo de la persona. Aquí se mezclan
Con arte y armonía lo físico, lo psicológico,
lo espiritual y lo biográfico.
La sexualidad humana es un bien. Podemos
definirla como un lenguaje del
amor. La separación entre sexo y amor
es un defecto grave, porque limita y empobrece
ese encuentro, ambos deben formar
un binomio irrenunciable. Si nos
Preguntamos donde debe estar ubicado
el mundo sexual, en qué parcela debemos
encuadrarlo, la respuesta según
los criterios de una antropología sólida
y positiva es: dentro de la afectividad.
Es en el espacio de los sentimientos donde
debe alojarse.
La sexualidad es parte del amor. Y el
amor debe conducir a la mejora personal
y aproximarnos a mayores gradientes
de felicidad. El sexo con amor es el
mejor camino para el desarrollo armónico
de la pareja.
El ser humano es su cuerpo, pero no
se agota en él. Sus principales dimensiones
son cuatro:
1. El plano físico: Es la base material
de nuestro cuerpo. Ahí está la genitalidad,
que conduce al final del acto
sexual, con la penetración del pene en la
vagina. De aquí emerge el orgasmo, la
vivencia placentera que acompaña a
ese unión sexual.
2. El plano psicológico: Es la mente,
los sentimientos, la sinfonía de ingredientes
diversos que se hospedan dentro
de nuestro patrimonio psicológico y
que van desde la percepción a la memoria,
pasando por la inteligencia, la voluntad
y los deseos. Toda una rica geografía
de elementos diversos, que forman
el mapa del mundo personal. Debe
darse un encuentro de dos realidades
que se enriquecen recíprocamente, mucho
más que meros objetos.
3. El plano espiritual: Es quizá el más
complicado de definir, ya que es una
esencia interior que no puede ser contemplada
empíricamente. Lo espiritual
hace más humano al hombre y lo eleva
de nivel y lo mueve hacia la trascendencia.
Es el paso de lo natural a lo sobrenatural,
de la física a la metafísica, de la
Inmanencia a la trascendencia. Es la aspiración
a lo absoluto.
4. El plano biográfico: En la relación
Sexual, dos personan se cruzan cada
uno con su historia particular, con toda
la grandeza y profundidad que ello significa.
Hay dos modos contrapuestos de relación
Sexual que quiero dejar claros.
Uno es la relación sexual sin amor verdadero:
Es pre individual y anónima, es
más bien una relación genital en la que
se usa el cuerpo del otro como objeto.
Puede ser con el consentimiento de los
dos (los dos se utilizan) ó a sabiendas
sólo de uno de ellos. El sexo sin amor es
algo animal, es lo que hacen los animales
cuando se aparean y el acto se convierte
en una reacción institiva, primaria,
que se dispara ante el estímulo erótico.
Esta es una sociedad obsesionada
con lo sexual, que lo ha convertido en
objeto de consumo. Hay, simultáneamente,
una divinización del sexo (sexo
a todas horas, sobre todo en los medios
de comunicación social, especialmente
la televisión) y a la vez, una trivialización
(como algo divertido, de usar y tirar,
intrascendente, como pasatiempo).
Se trata por tanto de una relación cuerpo a
cuerpo, esta es una sociedad en donde
con alguna frecuencia las personas
son utilizadas como si fueran cosas. En
esas circunstancias está en primer plano
el concepto de desechable, tipo kleenex,
de uso sin más, son contactos sin
vínculos, una apoteosis de los superficial
y epidérmico, en donde uno se busca

más a si mismo que al otro, en una
actitud claramente egoísta y narcisista.
Por eso la expresión «hacer el amor »me
Parece desafortunada e inexacta, pero
se ha popularizado. No eres más libre
cuando haces lo que te apetece y te pide
el cuerpo, sino cuando eliges aquello
que te hace más persona.
Hoy en día vemos, a menudo, lo siguiente:
El hombre fingiendo amor lo
que busca es sexo, mientras que la mujer
fingiendo sexo lo que busca es amor.
Lo dejo ahí, para que el lector extraiga
las conclusiones que le parezcan.
En el otro extremo está la relación
sexual con amor autentico y comprometido,
cuya principal característica es
que se trata de una relación integral, tomando
esta palabra en toda la riqueza
de su expresión: Es un encuentro íntimo
que no es solo físico (genital),no solo psicológico
(dos estilos y formas de ser), ni
solo espiritual (espiritualista, algo propio
de gentes «especiales»), ni solo biográfico...
sino que es todo es a la vez y al
mismo tiempo, formando una espléndida
sinfonía de belleza que es capaz de
ensamblar armónicamente todos los
componentes que tiene el ser humano.
El que así actúa se puede decir que es
íntegro y esa es una relación persona a
persona. Se trata de una creación brillante,
que redescubre la dignidad de la
relación hombre-mujer, que tiene el coraje
y la grandeza de ir contra corriente
en una sociedad consumista de sexo desvinculado,
tirando por la borda la relación
puramente genital (sexo sin más).
La sexualidad con amor de verdad es
un universo simbólico construido sobre
Los cuatro pilares claves: físico, psicológico,
espiritual y biográfico. Las raíces
son físicas; las ramas son psicológicas
y biográficas; la sabia es espiritual.
Hoy se ha instalado en el corazón de
nuestra sociedad el sexo a todas horas
como divertimento, como pasatiempo
sin más referentes. Es una cosificación
degradante, con dos notas paradójicas:
El sexo convertido en religión y el sexo
trivial. El ser humano banalizado, encanallado,
insignificante para lo más grande
e íntimo, que reduce la sexualidad al
placer genital y al orgasmo su icono definitivo.
Nos sumergimos así en la sexual
performance: las marcas ó retos sexuales.
Un sexo que se vuelve mentira y niega
lo mejor la persona.
La moral sexual no es un corsé que
aprisiona, sino el arte de usar de forma
correcta la libertad, la aspiración a lo
mejor, a la excelencia. La obra bien hecha
permanecerá.

ÁLVARO GONZÁLEZ-ALORDA
Periodista especializado en Marketing Relacional Turístico
La sexualidad es parte del
amor. Y el amor debe
conducir a la mejora
personal y aproximarnos a la felicidad.